La niebla y la doncella se queda donde está

La niebla y la doncella tiene un director novel

Andrés M. Koppel deja a un lado los guiones y pasa a dirigir su primer largometraje. Por otro lado, estamos hablando sobre una adaptación de la novela de Lorenzo Silva. Las comparaciones son odiosas, y en este caso necesarias. No todas las novelas sirven para una película, y este es uno de esos casos.

Caras conocidas, personajes olvidables

A pesar de contar con un elenco envidiable compuesto por Verónica Echegui, Quim Gutiérrez, Robero Álamo o Aurora Garrido; La niebla y la doncella no sabe aprovecharlo. Con el reciente galardonado Roberto Álamo en otro papel policíaco, parecía que nada podía salir mal, pero lo que queda de su papel es la larga sombra de Que Dios nos perdone.

Un thriller insulso

Es cierto que estamos ante un género del que es difícil contar algo nuevo. En España nos hemos acercado mucho durante los últimos años. El crack de Jose Luis Garci ya marcó el camino, e incluso la tele ha querido aventurarse lanzando Mar de Plástico. 

Los medios estaban, y grandes películas engrandecieron el género (La isla mínima, Que Dios nos perdone..), pero es la hora de echar el freno y sacar a la luz lo bueno y dejar que se pudra entre la niebla y la oscuridad aquello que ni aporta, ni necesitamos.

¿Dónde están los tres actos?

No me cabe duda de que el guion está correctamente estructurado, pero es difícil diferenciar los tres actos de la película porque tienen prácticamente la misma intesidad. Las secuencias más interesantes no son más que un elipsis. Fiel o no a la novela, deja mucho que desear su capacidad para atrapar al espectador.

En conclusión

 

Una fotografía funcional y carente de atractivo. Al menos han podido conseguir ese efecto de niebla que envuelve la película. Las actuaciones se ajustan al nivel general.

Puntuación: 5’5 / 10.

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