Inspirada en una historia real
La película cuenta la historia de Billie Jean King (Emma Stone), la campeona mundial de tenis femenino y del excampeón masculino y autodenominado “cerdo machista” Bobby Riggs (Steve Carrell). Ambos se enfrentan en 1973 en uno de los eventos deportivos más vistos y relevantes que recibió el nombre de La Batalla de los sexos.
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De los creadores de Miss Sunshine
Valerie Faris y Jonathan Dayton son los directores de esta película, pero también lo son de Pequeña Miss Sunshine y Ruby Sparks. Quizá por estas razones; las películas que la preceden y el gran momento histórico que representan, hacen que te esperes una obra inolvidable. Sin embargo, aunque la producción, la dirección, la actuación, el guión se queda flojo y eso no hay manera de salvarlo.
Los personajes además del torneo lidian con una serie de batallas personales. Billie Jean se encuentra en un triángulo amoroso en el que por un lado está su complaciente marido y por el otro su peluquera y amante con la que va redescubriendo su sexualidad. Bobby se enfrenta a su descontrolada ludopatía que le provoca la ruptura con su mujer y que es la verdadera razón por la que reta a Billie Jean a jugar contra él.
Estas relaciones de los personajes no terminan de aportar verdadero valor a la historia y quedan más bien como relleno, aunque ocupan la mayoría del metraje. La protagonista no genera demasiada empatía y acabas cogiendo más cariño al antagonista e incluso al marido.
En general, excepto Bobby, los personajes están muy lejos de los carismáticos protagonistas de las obras anteriores.
En definitiva, aunque tiene muchos elementos positivos, la ficción no ha sabido estar a la altura del gran acontecimiento que relata. Tenía todas las de ser una película maravillosa, pero se queda en una película más.
Puntuación: 6,5 / 10
Pequeña Miss Sunshine o cómo presentar unos buenos personajes