¿Otra más?
Han pasado exactamente cuarenta años desde el estreno de Halloween. John Carpenter sorprendía con un cine slasher donde el asesino era uno más entre los cientos de niños ocultos tras sus disfraces. La industria pervirtió la obra convirtiéndola en una saga sin sentido que creó tendencia entre sus sucesoras (Viernes 13, Pesadilla en Elm Street, La matanza de Texas…).
David Gordon Green recoge el testigo y trae el regreso de Michael Myers y Laurie Strode. Parecía que no se podía sacar más punta al lápiz, pero sorprendentemente ha conseguido darle una vuelta a un concepto arraiga del género en el que ya se habían acomodado los creadores, pero ya hablaremos de ello más adelante.
Recordemos
El punto de partida es vago y poco original. El asesino psicópata que escapa en un traslado durante Halloween para acabar lo que empezó tropecientas películas atrás. Pero bueno, hay elementos positivos que están desde el inicio. Los títulos de créditos iniciales guardan el estilo ochentero marcado por la original. Rinde tal homenaje que cuesta averiguar en qué año se desarrolla, pero los personajes recuerdan constantemente que han pasado cuarenta años desde el incidente. Estamos en 2018.
Por otro lado, la presentación de Myers y Laurie plantea una semejanza interesante en la que no queda claro quién es el cazador y quién el cazado. Este es el elemento al que dará cuerda David Gordon Green para generar reacciones nuevas y marcar su sello de identidad sobre la película.
Le falta una vuelta…sí….
Los adolescentes parecen llevar un cartel en la frente en el que pone: «vamos a morir, no somos importantes». Y eso es así, los protagonistas de las películas originales y la familia de Laurie, parecen ser los únicos diseñados con algún propósito. Ni siquiera me lograron convencer los detectives introducidos para refrescar la saga.
De hecho, la trama adolescente es pueril y ridícula. No son nada convincentes, no se hacen querer. Es un recurso débil y vago para no salirse demasiado coloreando dentro de las definidas líneas del género slasher. Podría haber sido más que eso, es una pena.
Algunos tiros de cámara son sensacionales. Hay uno en concreto en el que podemos ver toda la acción desde que Myers localiza una casa, da la vuelta, entra por detrás y aniquila a su víctima sin necesidad de mover la cámara.
¿Cuánto Halloween queda?
Pero bueno, vayamos a lo importante. El juego que enriquece la película se basa en el intercambio de roles entre Myers y Laurie. No sabemos quién puede a quién, pero hábilmente, posicionan a la protagonista por encima de su enemigo. No es una mera posición física, es el desencadenamiento de toda la información que la cinta nos fue administrando a lo largo de la película, generando uno de los mejores (si no el mejor) de toda la franquicia.
Las muertes son espectaculares y mantienen el nivel, los personajes dejan bastante que desear y David Gordon Green reaviva una hoguera que parece no tener fin. ¿Hasta cuando durará Halloween? Si siguen a este nivel no voy a enfadarme, pero sí que les pediré mas.
Puntuación: 6 / 10.