Hace apenas un mes se estrenó El sótano de Ma, una película dirigida por Tate Taylor (Criadas y señoras, Winter´s Bone), producida por Blumhouse Productions y protagonizada por la oscarizada Octavia Spencer. Lo que en un primer vistazo parecía ser una película de terror, se ha convertido en un thriller psicológico de suspense.
La película narra una historia de venganza por parte del personaje de Ma (Octavia Spencer), quien había sufrido bullying y acosos sexuales en el instituto. Pero la llegada de un grupo de jóvenes, le hace plantearse recuperar su adolescencia perdida y vivirla de nuevo. Pero no todo es tan bonito como parece. Un conjunto de hechos desagradables para Ma, le hacen recordar el daño sufrido en el pasado y decide actuar en consecuencia.
La importancia de un buen casting
El punto fuerte de la cinta es, sin lugar a dudas, el tratamiento y puesta en escena del personaje de Octavia. Es el alma de la película. El personaje de Ma sufre una involución increíble. Es una niña encerrada el cuerpo de una adulta. Aparentemente, simula ser una persona normal, con algunos cabos sueltos. Pero descubrimos conforme avanza el film, que este personaje tiene distintos traumas que le hacen actuar de una forma un tanto peculiar. Pues no ha podido experimentar la fase de adolescencia con sus amigos, ya que la marginaron y abusaron de ella. Busca recuperar esa etapa perdida de su vida pero no todo el mundo es tan bueno con ella.
En un principio, la historia se centra en las desdichas del grupo de jóvenes, la cual es un tanto insulsa, como el personaje de Darrell (Dante Brown). Otro de los lastres de la historia es la inverosímil venganza que lleva a cabo Ma. ¿Por qué lleva a cabo la venganza ahora? El ritmo de la película es acelerado y se salva cuando la vida de los jóvenes pasa a un segundo plano y relucen las tramas de los adultos. Ahí es cuando explota el perfil psicológico que persigue la película.
La puesta en escena de Octavia Spencer es abrumadora, se come la pantalla en cada secuencia. Deslumbra al espectador con cada uno de los distintos registros que experimenta. Asimismo, llama la atención la interpretación de Luke Evans (Drácula: La leyenda jamás contada, La bella y la bestia) en el personaje de Ben, el amor platónico de Ma. La película navega en un constante in crescendo que estalla en la recta final, acerca de los últimos veinte minutos.
El amor incoherente y encaprichado que siente el personaje de Ma hacia Ben, me ha recordado a la relación enferma y obsesiva que mantenían Alma y Woodcock en El hilo invisible (2017). A modo de conclusión, la cinta no da para más. Una historia entretenida que, gracias a la aparición de Octavia Spencer entre las filas del casting, se deja ver.
Puntuación: 6,5/10.