Editorial Casaenrama presenta…
David Soren dirige la primera adaptación de El capitán calzoncillos, la popular serie de libros popular a comienzos de los 2000. Ha sido una película fiel que ha sabido conservar todo aquello que una vez consumimos de manera escrita. Estamos ante un acierto.
Dav Pilkey publicó allá por el 2000, la primera aventura del capitán calzoncillos. La edad recomendada para leer sendas obras, se comprendía entre los siete y nueve años. Una vez comprendemos cuál es el público al que se destinan Las aventuras del capitán calzoncillos, quizá sea más sencillo ponernos en contexto y valorar la película como se merece.
La historia nos habla de dos amigos (Jorge y Berto), que sufren la maldición del aburrimiento en su colegio. El director Carrasquilla pasará de ser su mayor enemigo a convertirse en el héroe que ellos mismos representaban en sus cómics: el capitán calzoncillos.
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Desde mi punto de vista
Como persona que nació a finales de los noventa, una vez fui público objetivo para esta franquicia. Disfruté cada libro como si fuera el último. La inclusión de los «fliporamas» revolucionó mi manera de comprender aquello a lo que yo llamaba literatura. El humor no iba más allá del famoso humor del caca-culo-pedo-pis, pero a fin de cuentas, ¿qué otra cosa le hace gracia a un chico de esta edad?
Aún con todo, la adaptación ha dado en el clavo. Dreamworks era el candidato perfecto para el trabajo. La animación es fantástica, no ha sido necesario utilizar el 2D, las tres dimensiones han conseguido lo inimaginable. La película utiliza diferentes tipos de animación de manera puntual: stopmotion, puppet, cómic 2D…
El doblaje es acertadísimo y la elección de la historia impecable. Introducen a los personajes de manera brillante y la ruptura de la cuarta pared crea un vínculo con el espectador que casi roza lo conseguido en la literatura.
Algo malo habrá…
Aun con todo, hay muchas posibilidades de que no disfrutes de la película. Puedes aferrarte a tu edad actual y negarte a aceptar que un día fuiste niño y que decir «pedo» era el culmen del humor.
Puntuación: 7´5 / 10.
Ta ta ta chán!
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